Mi Bahía
- @ambgastronomy
- 21 feb 2016
- 3 Min. de lectura
Mi abuelo fue un hombre polifacético. Solo pude disfrutar unos cuantos años de mi infancia con él y hoy en día recreo su presencia a través de los recuerdos de la familia y personas que lo conocieron.
¨Cuando estoy triste me voy para Mi Bahia que es como una laguna grande y con barcos, barquitos y canoas de velas pintadas de vivos colores. Todo parece una película de dibujos animados. Estos barquitos estan adornados con banderitas y arriba hay un cielo azul con nubes blancas cruzado por aves increibles, bandadas de alcatraces, tijeretas y chorlitos y uno que otro canario fugaz. Alli estoy yo y mis cabellos agitados por la brisa marina y siento asi gran alegria. Doy gracias a Dios y a mi abuelo...¨
¨- y como era tu abuelito?
-Alto como un cocotero y melena plateada revuelta por el viento.¨
¨Para ese tiempo vivia yo en mi casa Sidarta, que asi la llame en memoria de Buda y esto es otro cuento...
Mi casa estaba contruida sobre una loma a la orilla de mi Bahia, en una isla grande. Tiene muelle, arboles frutales, un burrito llamado Carnavalito, un gallo, tres gallinas, una tortiguita y matas decorativas llamadas ¨aqui me quede¨,¨no me olvides, ¨El abuelo joven¨,¨Ete que eta aquí atra¨. Tambien cultivo plantas medicinales tales como ¨Pal mal de amore¨,¨tapa churria,¨pa ganá el año¨y otras mas que me regaló Indio Calvo.¨
Con estos fragmentos escritos por mi abuelo en su cuento tituado Mi Bahia (Ediciones Culturales Bussie) veo parte de mi infancia relatada incluso mucho antes de que yo naciera. La primera edicion fue publicada en Bogota en 1987.
Mi "tito" como le decíamos los nietos, fue un abuelo joven, nos dio poemas, fotografías y un paraíso. Mi Bahia, Sidarta y aquella isla grande forman parte de mi como la sangre de aquel cocotero en mi adn.
Policarpo Bustillo Sierra fue un hombre visionario que colonizó estas tierras y aun hoy en dia es recordado por los nativos de la isla. Gracias a él crecí junto al mar y aprendí el valor e importancia que representa esta tierra. Puede que hoy en dia ya no vigile el mar desde aquella casa de loma y no me ditraiga con los barcos y aves que por alli pasan todo el tiempo pero no es el unico lugar que nos dejó, tenemos tierra hasta debajo de las uñas en Barú.
Sidarta, una casa con vista al mar hacia un lado y hacia las camaroneras del otro, ventilador las 24 horas, mirador, zona de esquiar y una piscina con sombra natural provista por un gran arbol.
Aqui aprendí a ver lo que se cocinaba, disfrute de muchas horas de agua salada y sol, de deportes acuáticos y pesca, de atardeceres increibles y mucho tiempo en familia. En su época era toda una travesía llegar hasta alli, pero siempre valdria la pena. Desde Sidarta podiamos ir a Casa Blanca (otra casa de mi abuelo) que queda junto a Playa Blanca. Alla almorzábamos con mojarra frita, patacón y arroz con coco, ensalada y Kola Román.
Mi tito era Cartagenero y aunque vivió muchos años en Bogotá tenía su corazón en el Caribe. Nos enseño a amar y disfrutar de la isla de sus poemas.
El recuerdo inborrable queda en mi memoria, tras un largo dia en la playa mi abuelo bajaba de Casa Blanca a disfrutar con nosotros del atardecer junto al mar y a tomar fotografias. Solía pasar los atardeceres en la playa cuando los turistas se iban. Con la calma de la experiencia y su voz consejera pasaba horas hablando de la vida con sus amigos de la playa, ayudaba a unos, aconsejaba a otros, los escuchaba y brindaban entre sonrisas. Cada tarde eran nuevas personas con las que el compartía, Él lo llamaba espolvorear cariño.
Una vez terminaba el dia nos devolviamos con todas las cosas en su camioneta azul, nos limpiabamos los pies antes de subirnos con un poco de agua de mar embotellada y los nietos en el baúl al aire libre nos ibamos molestando en ese trayecto lleno de piedra y polvo.
Crecer entre Bogota y la costa le provee a uno una gran variedad de posibilidades, pensamientos y sensaciones que a mi me inspiran y marcan huella en lo que hago. Nací en Bogota pero me siento mas identificada que nada con Cartagena gracias al sentido de pertenencia y a las raices que de alli tengo.
Mi Deseo
A mis hijos- Poeta alado.
¨El dia que yo muera, rostros alegres quiero ver.
Traigan una niña campesina con una orquidea en la mano y pidanle que ore como Parguito para que sus alas fuertes lleven esa orquidea y mis cenizas a los cielos de Mi Bahia; esparza mis cenizas cobre ella y le pida a Palabra Azula toda su certeza para que la orquidea y mis cenizas vayan al fondo de Mi Bahia y no se las lleve el viento.¨
Comments